Descubre cómo el envejecimiento afecta tu piel y qué puedes hacer al respecto.
A medida que pasan los años, todos experimentamos el envejecimiento, un proceso natural que trae consigo una serie de cambios en la estructura y el funcionamiento de nuestros tejidos. Desafortunadamente, esto nos hace más propensos a desarrollar enfermedades. Sin embargo, en el campo de la medicina estética, existen diversas opciones para ayudarte a reducir los signos del envejecimiento y lucir una piel más radiante y juvenil.
El envejecimiento de la piel comienza alrededor de los 30 años, cuando empiezan a aparecer los primeros cambios. La función de barrera protectora de la piel se debilita progresivamente, el intercambio de oxígeno en las células se ralentiza y la epidermis pierde humedad, lo que disminuye la firmeza y elasticidad de la piel.
El envejecimiento es un proceso multifactorial que depende de factores intrínsecos (procesos propios del organismo) y factores extrínsecos (elementos del medio ambiente). Además de la edad, los factores ambientales desempeñan un papel importante en el envejecimiento de la piel. La radiación ultravioleta, por ejemplo, afecta especialmente las áreas expuestas al sol, como el rostro, los hombros, el escote y el dorso de las manos, y contribuye a la aparición temprana de signos de envejecimiento. Otros factores como el consumo de alcohol, tabaco y la poca ingesta de agua también pueden perjudicar nuestra piel. En cuanto a los factores biológicos, la genética, el estrés oxidativo, la regulación hormonal y los movimientos faciales son solo algunos de los factores que influyen en el proceso del envejecimiento.
Entonces, ¿Por qué envejecemos? Con el paso de los años, el metabolismo de las células de la piel se vuelve más lento, lo que resulta en una disminución de la síntesis de colágeno. Esto afecta la firmeza y elasticidad de la piel, lo que a su vez contribuye a la aparición de arrugas y otros signos de envejecimiento.
¿Cuáles son los signos del envejecimiento? La piel madura se caracteriza por alteraciones en las tres capas cutáneas: el tejido subcutáneo, la dermis y la epidermis. El tejido subcutáneo disminuye progresivamente, la dermis se adelgaza y se produce un reemplazo del tejido conectivo de soporte por un tejido fibrótico sin capacidad de absorción de agua.
La disminución de colágeno en las células de la piel provoca la pérdida de unión entre la dermis y la epidermis, lo que lleva a que ambas capas se deslicen entre sí. Además, las fibras elásticas se degeneran, aparecen arrugas y la piel adquiere un aspecto suelto, colgante, poco elástico y arrugado. También pueden aparecer telangiectasias, que son la dilatación de los vasos sanguíneos en la piel.
La epidermis pierde el orden en sus capas, hay una menor cantidad de células y su tamaño disminuye. Esto puede llevar a la aparición de queratosis actínica debido a la exposición solar. Otros signos incluyen manchas seniles de diferentes tamaños y tonos parduzcos en áreas expuestas al sol, verrugas seniles y una disminución en la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas. Estos cambios hacen que la piel se vuelva quebradiza, áspera, tirante y con picazón, además de perder su manto ácido, que es una barrera protectora.
Además de la piel, otros órganos también experimentan cambios relacionados con el envejecimiento. Por ejemplo, ocurre la reabsorción ósea que contribuye a la pérdida de masa ósea además el músculo esquelético, que se encuentra en contacto con los huesos, sufre una disminución de masa y una falla en la síntesis de proteínas. Esto se traduce en una menor capacidad del músculo para generar fuerza. El cerebro también sufre una disminución progresiva de masa y cambios en el funcionamiento de las neuronas, lo que puede afectar el aprendizaje y la memoria.
Si estás buscando retardar o minimizar los signos del envejecimiento, te recomendamos buscar una evaluación médica y considerar los diversos procedimientos disponibles.
En Luar, ofrecemos una amplia gama de opciones que se adaptan al tipo de piel, al grado de envejecimiento, al sexo y a la edad de cada persona. Algunos de estos procedimientos incluyen el plasma rico en plaquetas, la mesoterapia facial, los bioestimuladores de colágeno, la toxina botulínica, el ácido hialurónico, los hilos tensores y la sueroterapia, entre otros.
Ven a Luar e ilumínate con nosotros.